El GET ha apuntado algunos detalles interesantes en torno a la forma en que han llegado los 230 goles marcados en los primeros 24 partidos de la competición. En este artículo, los miembros del GET Angelo Schirinzi y Matteo Marrucci comparten sus impresiones sobre cómo están influyendo las tendencias goleadoras en la evolución del fútbol playa.
Cabe destacar que los guardametas ya han marcado nueve goles en lo que llevamos de torneo —en todo el Mundial precedente (2024) solo anotaron once— y han detenido el 71 % de los remates entre los tres palos registrados durante la fase de grupos, lo que alimenta aún más el debate sobre la gran importancia que están adquiriendo los porteros en el desarrollo del juego.
Para Angelo Schirinzi, una de las principales conclusiones de la primera fase del torneo es la creciente necesidad de que los equipos sean tácticamente versátiles, un aspecto tan importante como la preparación física y la mentalidad de los jugadores.
«Las selecciones deben ser capaces de jugar de distintas maneras y adaptarse a las condiciones del partido y al rival. La velocidad del juego es altísima, por lo que tener esa variedad hace que sean menos predecibles para los adversarios. La condición física, explosividad, potencia y resistencia de los futbolistas son excepcionales, lo que les permite realizar más acciones mientras se encuentran en el terreno de juego. Hemos observado que, en los mejores equipos, los doce jugadores están a este nivel y que son capaces de ocupar sus posiciones muy rápidamente a la hora de pasar del ataque a la defensa. La intensidad de la presión individual y la doble presión, así como el esfuerzo y la mentalidad de los jugadores, son tan elevados que, a estas alturas del torneo, es imposible saber qué selecciones pasarán a la final, porque las cuatro eliminatorias de cuartos de final están muy igualadas», explica Schirinzi.
Marrucci coincide con su compañero: «El último Mundial se celebró hace solo 15 meses y, evidentemente, la mayoría de las selecciones mantiene una línea similar, pero me gusta que los equipos estén utilizando diferentes estrategias en distintos partidos y que no jueguen siempre de la misma manera. Algunas de las estrategias ofensivas son muy interesantes —por ejemplo, las de Japón, Senegal y Seychelles—, y las selecciones están creando una identidad propia y un estilo particular de jugar al fútbol en la arena, demostrando que también se puede ganar por vías que no son necesariamente las convencionales».
«Aunque no hay ninguna gran sorpresa entre las cuartofinalistas, sí hemos podido comprobar el crecimiento y la evolución de selecciones que no han pasado de la fase de grupos, pero a las que la experiencia adquirida en este torneo les vendrá muy bien para continuar su desarrollo. El país anfitrión, Seychelles, ha demostrado que tiene un gran potencial y probablemente haya superado las expectativas de más de uno. La conexión con sus aficionados es muy especial y en todos sus partidos se ha creado un ambiente increíble», ha añadido Marrucci.
Schirinzi también ha destacado el nivel excepcional de los guardametas:
«En el fútbol playa actual, a los porteros cada vez se les exige más. Las estadísticas de posesión del balón y paradas de los guardametas corroboran su magnífico rendimiento, por lo que creo que este año va a marcar un nuevo punto de referencia en el ámbito internacional. Nunca había visto un nivel tan alto en los porteros, no solo por su juego con las manos y los pies, sino también por su claridad en la toma de decisiones, su agilidad y su destreza para defender la portería».
Goles marcados
La variedad en la ejecución de los goles es la nota predominante de un torneo en el que hasta el momento se han marcado 230 tantos.
149 goles (el 65 %) han llegado en jugadas con el balón en movimiento: 46 en acciones individuales, 27 tras combinaciones, 31 de contraataque y 45 en ataques directos. Por otra parte, se han marcado 81 goles (el 35 %) en acciones a balón parado. Las estadísticas demuestran la importancia de tener la capacidad de anotar de distintas formas.
Como explica Schirinzi, «la velocidad del juego es muy alta, por lo que tener la capacidad de combinar varias formas de jugar te hace menos predecible. Los ataques directos y el juego combinativo plantean problemas distintos a las defensas contrarias, pero pueden ser igual de efectivos. Los 31 goles marcados al contraataque evidencian que los equipos deben tener planes para hacer frente a las transiciones, tanto en lo que respecta a su estructura defensiva como en la capacidad para reconocer cuándo y dónde se puede hacer daño al rival con una transición ofensiva. Hay muy poco tiempo para pensar y las distancias son muy cortas, por lo que los equipos deben tener claro cómo hacer las transiciones ofensivas y defensivas».
Ataques directos
Los 45 goles marcados en ataques directos (el 31 % de los goles anotados con el balón en movimiento y el 20 % del total del torneo) ponen de manifiesto la importancia que pueden llegar a tener estas jugadas de ataque rápidas y precisas, tanto si las inicia el guardameta como si lo hace un jugador de campo.
En palabras de Schirinzi: «En un esquema 1-2-2, es importante que el guardameta pueda empezar a elaborar la jugada, pero también puede ser efectivo enviar balones largos directos desde el portero al pivote para que este enlace con otros jugadores». Ese es el estilo clásico del fútbol playa, pero marcar goles de esta manera sigue siendo determinante».
En toda la fase de grupos, los guardametas han sumado un total de 42 participaciones de gol, repartidas en nueve tantos anotados y 33 asistencias, lo que pone de relieve su importancia en la estrategia de ataque de sus selecciones.
«Los grandes porteros distribuyen el balón con seguridad, tanto con la mano como con el pie. Contar con dos guardametas de ese nivel en el mismo equipo supone una ventaja», explica Schirinzi.
Según Matteo Marrucci, estos datos ponen de manifiesto los problemas que tienen los entrenadores a la hora de diseñar estrategias para ejercer la presión sobre los guardametas contrarios.
«Las selecciones están aprovechando la cuenta de cuatro segundos como una forma de presión, pero también vemos que no quieren que determinados porteros rivales jueguen cómodamente con el pie. Los equipos preparan estrategias para saber cómo, cuándo y por qué tienen que hacer la presión alta en distintas fases del juego o en función del marcador, de la energía de los jugadores, del momento del partido, etc. Sin embargo, como los guardametas cada vez tienen más incidencia en la fase ofensiva, también necesitan diseñar estrategias para contrarrestarlo».
Goles en jugadas con más de tres pases
De las ocho selecciones clasificadas para cuartos de final, siete han marcado al menos cuatro goles en jugadas con un mínimo de tres pases en la fase de elaboración. Mantener el balón en el aire o moverlo con precisión sobre la arena enlazando varios pases consecutivos es difícil, pero los equipos que tienen la capacidad de marcar goles mediante combinaciones y patrones ofensivos en los que participen varios jugadores cuentan con una auténtica ventaja.
Un total de 63 goles (el 27 % del total) se han marcado de esta forma durante la fase de grupos. De momento, Bielorrusia lidera esta clasificación con doce tantos.
Schirinzi señala: «Me gusta la calidad y la creatividad de las selecciones al construir sus ataques. También hay que destacar lo difíciles que son estas combinaciones desde el punto de vista técnico. Estamos viendo que los jugadores toman decisiones acertadas y realizan movimientos inteligentes. En lugar de disparar a puerta sin pensar, buscan a los compañeros que estén mejor situados para continuar la jugada».
Creatividad a balón parado
Las acciones a balón parado siguen siendo una vía importantísima para marcar goles, como lo demuestran los 81 tantos que se marcaron con este tipo de jugadas en la fase de grupos (el 35 % del total).
Como explica Schirinzi, es esencial que los equipos trabajen estas rutinas, ya que ahora son una parte fundamental de la estrategia general.
«Las mejores selecciones tienen rutinas claras para las acciones a balón parado. Si un equipo no ha hecho ese trabajo, estará en desventaja frente a conjuntos que sí hayan preparado estas jugadas. Los técnicos deben incluir las acciones a balón parado en sus sesiones de entrenamiento porque, aunque a algunos jugadores no les guste mucho ese trabajo, dominarlas se ha convertido en una faceta primordial del juego».
Paradas
Durante la fase de grupos de la Copa Mundial de Beach Soccer de la FIFA 2025™, la calidad de las paradas de los guardametas también despertó el interés del GET. El número total de paradas fue de 556 por 807 remates a puerta. Se marcaron 230 goles, incluido uno en propia meta (estas cifras incluyen los goles de penalti, pero no se contabilizan los tantos anotados en las tandas de penaltis tras prórroga).
Los guardametas detuvieron el 71 % de los remates a puerta, lo que demuestra su importancia para el equipo en las fases sin posesión del balón. Según Schirinzi, «es un porcentaje muy alto que vuelve a poner de manifiesto la trascendencia de la labor del guardameta. En lo que llevamos de torneo hemos visto algunas paradas extraordinarias, auténticos alardes de colocación, agilidad, potencia y explosividad. El trabajo con los guardametas al margen de la competición es ahora más importante que nunca».
Los cuartos de final

Matteo Marrucci considera que predecir las dos selecciones que llegarán a la final es una tarea imposible:
«En cuartos de final están las ocho mejores selecciones, pero este año hay más aspirantes a conquistar el título que en la edición del año pasado. Sea cual sea el equipo que gane el torneo, no será una verdadera sorpresa, porque todos tienen mucha calidad. Sinceramente, creo que este es el Mundial de fútbol playa más competitivo que recuerdo. Es un campeonato apasionante. La calidad está muy equilibrada al máximo nivel y no se puede predecir el resultado de ningún partido».
«Los pequeños detalles son los que pueden marcar la diferencia en esta edición. Esto añade presión a las decisiones que tienen que tomar tanto jugadores como entrenadores, porque los niveles de concentración deben ser muy altos. La profundidad de las plantillas también cobra mucha importancia. Asimismo, las transiciones son determinantes, sobre todo en los partidos muy ajustados, porque estamos viendo que las selecciones que ganan son aquellas que mejor gestionan las transiciones».