El FC Salzburg inició su participación en el Mundial de Clubes con un triunfo por 2-1 ante el Pachuca en el Estadio TQL de Cincinnati (Ohio). Con ese resultado, el equipo austriaco se colocó al frente del grupo H, por delante del Real Madrid y el Al-Hilal. Tobin Heath, del Grupo de Estudio Técnico, analizó el encuentro y explica a continuación por qué la estructura 4-2-2-2 y la presión tras pérdida sistemática fueron determinantes para superar a un Pachuca sólido y competitivo. El artículo se basa en un análisis del partido realizado por Heath y Harry Lowe, del equipo de Perspectivas de Rendimiento Futbolístico de la FIFA.
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Construir el juego con un 4-2-2-2
La construcción a partir de un 4-2-2-2 es una de las señas tácticas del FC Salzburg. El sistema se organiza con una línea de cuatro defensores y dos mediocentros, dos mediapuntas y dos delanteros centro. El equipo mantuvo esta estructura en fase de posesión durante todo el partido frente al Pachuca. Cada una de las cuatro líneas asumió las siguientes funciones:
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4 – Los dos centrales ofrecían solidez defensiva, mientras que los laterales avanzaban por las bandas para aportar amplitud y convertirse en opciones de pase en los tramos finales de la fase de construcción.
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2 – Los dos mediocentros iniciaban los ataques filtrando pases hacia los cuatro jugadores situados por delante. Además, se mantenían como apoyo defensivo para cubrir los espacios que dejaban los laterales al proyectarse, ante una posible pérdida y transición del rival.
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2 – Los dos mediapuntas se posicionaban entre las líneas de mediocampo y defensa del rival para generar superioridad numérica en las zonas centrales del último tercio.
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2 – Los delanteros centro combinaban con los mediapuntas, estrechaban el bloque defensivo rival y liberaban las bandas para que los laterales pudieran recibir y centrar al área.
El conjunto austriaco generó varias ocasiones al avanzar por los carriles centrales, donde había una alta concentración de jugadores. Una vez que el balón llegaba a los mediapuntas o a los delanteros centro, estos distribuían hacia los laterales, que encontraban espacio libre por fuera. Con tiempo y campo por delante, los laterales lograban enviar balones precisos a sus compañeros dentro del área. El primer vídeo muestra una secuencia de este tipo durante el primer tiempo.
En el vídeo anterior, Heath destaca la coordinación entre los jugadores dentro de la estructura del Salzburgo.
«Esta formación presenta varias asociaciones interesantes. La primera es la de los dos delanteros centro: durante buena parte del partido, fijaron a los centrales del Pachuca y consiguieron mantenerlos relativamente cerrados. También destaca la conexión entre los mediapuntas y los delanteros. Uno de los mediapuntas se ubicaba entre líneas y complicaba la tarea defensiva, al generar dudas constantes en el lateral del Pachuca.
»Concebimos estas estructuras para provocar indecisión en el rival. En este partido fue evidente: la concentración de jugadores en el centro generaba dudas constantes. La amplitud llegaba desde los laterales del Salzburgo y, al final, el balón regresaba al interior para combinar en zonas centrales. Supieron encontrar el momento justo para salir por fuera, con desmarques bien coordinados de los laterales y una ejecución técnica precisa en los centros. Cuando se parte con superioridad por dentro y el balón termina abierto en la banda, es mucho más fácil poblar el área con opciones de remate».
Identidad en la presión tras pérdida
La estructura con balón del Salzburgo está diseñada con la presión tras pérdida como principio fundamental. Al reunir jugadores cerca del balón en zonas centrales, el equipo garantiza presencia inmediata para presionar tras cada pérdida.
«No hay una línea clara entre atacar y defender en este equipo; todo fluye como una sola secuencia —señala Heath—. La base de una buena presión está en el orden ofensivo. A veces, perder la posesión en determinadas zonas resulta lo más eficaz porque genera desorden, y eso permite volver a atacar. Se nota en la actitud. Muchos equipos se frustran cuando pierden la posesión; este lo integra como parte del plan».
«En este vídeo se refleja su identidad y su ADN al perder el balón. La disciplina para recuperarlo de inmediato parte del compromiso colectivo. Lo más impresionante de este modelo de presión es su continuidad. En muchos partidos de este torneo hemos visto esfuerzos individuales, coberturas puntuales o acciones defensivas aisladas. Lo de Salzburgo es distinto: presionan como bloque, en todo el campo. Cada jugador reconoce el momento exacto para activar la presión. El lenguaje corporal es claro: todos están preparados para anticiparse y recuperar el balón. Se les ve con ganas».
Si no recuperaban la posesión en el primer intento, los jugadores de la siguiente oleada prolongaban la presión. En algunos casos, los jugadores implicados en la presión tras pérdida seguían hasta cuatro pases consecutivos del rival, manteniendo la intensidad en cada fase. Esa mentalidad, combinada con la forma en que el equipo se organizaba con balón, convirtió cada intento de salida en un esfuerzo extenuante para el Pachuca.