Primera parte: intento de ejecución del plan de juego
Desde los primeros minutos, España intentó plasmar en el campo los conceptos destacados por el seleccionador David Gordo en la charla técnica previa al partido. En la primera parte, España formó con su habitual 4-3-3 y buscó ampliar el campo en ataque y reducir los espacios al replegarse defensivamente.
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La presión alta de México y su esquema 4-4-2 en rombo dificultaron la creación de juego de España. Incapaz de salir con claridad, el conjunto español sufrió constantes pérdidas y permitió a su rival generar peligro con sus dos delanteros.
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En los primeros compases del partido, la defensa española se vio seriamente amenazada por los balones largos y los desmarques a la espalda que el rival buscaba de forma constante.
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Con el paso de los minutos, España logró asentarse y comenzó a desplegar su característico juego de posesión. Finalmente, el equipo logró sortear la presión mexicana mediante una circulación rápida del balón y la generación de situaciones de 1 contra 1 por las bandas.
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España abrió el marcador con un córner jugado en corto y amplió la ventaja con un gol desde el punto de penalti. El tercer tanto reflejó a la perfección su filosofía de juego: seguridad en la posesión, circulación entre líneas, generación de superioridad en la banda y un pase atrás preciso para el remate de un jugador incorporado al ataque.
Charla en el descanso: ajustes estratégicos de Gordo
Durante el descanso, el técnico David Gordo aprovechó para realizar algunos ajustes y reforzar varios aspectos clave de la charla previa al partido.
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Al observar las dificultades de su equipo para defender los balones a la espalda, instó a los defensas a mantenerse atentos, anticiparse con mayor eficacia y competir con más intensidad en los duelos físicos. También advirtió que su equipo estaba teniendo dificultades cuando México salía jugando desde atrás con tres jugadores en lugar de cuatro. Para contrarrestarlo, pidió a sus extremos que retrasaran ligeramente su posición para fijar a los laterales rivales y destacó la importancia de mantener una posición ventajosa para defender.
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Gordo lamentó la falta de creatividad y serenidad con el balón. Pidió a sus jugadores más movilidad y mejores líneas de pase para facilitar la circulación, convencido de que el equipo tenía calidad suficiente para superar la presión mexicana, siempre que mantuviera la calma. Para ello, ordenó a los centrales que se abrieran hacia las bandas y al portero que jugara con ellos o, alternativamente, conectara directamente con los centrocampistas 8 y 10.
Segunda parte: aplicación de los ajustes tácticos
En la reanudación, España intentó aplicar los ajustes señalados en el descanso. Se centró en reforzar la posesión, aumentar la velocidad en la circulación del balón y explotar las bandas para abrir la defensa mexicana.
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España, con un mayor control del juego, logró que sus extremos encontraran espacios en zonas peligrosas. Al aumentar el ritmo, el equipo generó opciones de ataque a través de rápidas combinaciones y desbordes por las bandas.
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En defensa, Gordo reforzó la consigna de presionar tras pérdida para dificultar la salida de balón del rival.
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España consiguió anotar un cuarto gol y dispuso de más oportunidades, aunque no logró concretarlas.
Entrevista después del partido
Tras el encuentro, Gordo se mostró satisfecho con la actuación de su equipo. A pesar de los errores cometidos, confiaba en que sus jugadores habrían aprendido lecciones valiosas de un partido tan exigente. España sufrió especialmente ante la presión de los dos delanteros centros de México. Esta situación planteó nuevos desafíos para sus defensas y los obligó a buscar alternativas, como abrir el juego hacia los laterales o conectar con los centrocampistas, que debían retrasar su posición para recibir el balón. Gordo valoró especialmente la capacidad del equipo para encontrar soluciones durante el partido, como utilizar al portero para generar una superioridad numérica de 3 contra 2 y superar la presión rival. Si bien algunos pases imprecisos habían ocasionado pérdidas y facilitado la presión del oponente, el técnico confiaba en que sus jugadores sacarían provecho de la experiencia para gestionar mejor esas situaciones.