Parte 3: Una clara visión de juego

Estar preparado para recibir un pase con un plan o una imagen mental de lo que vas a hacer con el balón entraña una gran dificultad. Confiar en la técnica instintiva de forma aislada, sin contar con un plan, puede aumentar la velocidad del juego y, en determinadas circunstancias, sacar a un jugador del apuro cuando recibe un pase o controla la pelota. Sin embargo, para desarrollar habilidades acordes con un ritmo de juego alto y estar en disposición de tomar decisiones instantáneas que permitan sacar el máximo partido a cada pase que reciben, al dominio del balón y a cada ocasión de gol, los futbolistas deben tener una percepción espacial, posicional y periférica (PEPP) de lo que sucede alrededor; es decir, deben tener visión de juego.

Pueden generar una imagen mental basada en la experiencia o en situaciones que les son familiares, pero los partidos cambian continuamente, por lo que deben procesar estos cambios con la vista, el oído y el tacto. Los futbolistas deben recabar y asimilar esa información para tomar decisiones fundamentadas; por ejemplo, echar un rápido vistazo justo antes de recibir el balón les permite evaluar la proximidad de rivales y compañeros de equipo, lo que les da una ligera ventaja a la hora de controlar la pelota.

Una visión clara del juego amplía las posibilidades técnicas y tácticas de un jugador. Ser capaz de ver la oportunidad de hacer algo, permite actuar en consecuencia, por lo que tener esa visión antes de recibir el pase permite tomar decisiones más rápidas cuando llega el balón. Básicamente, nos da más tiempo para centrarnos en la calidad técnica de la acción. Se podría decir que la visión de juego nos permite comprar tiempo táctico para encontrar una solución técnica. También tiene un efecto sobre el ritmo del partido, acelerándolo o ralentizándolo según sea necesario.

El objetivo de este tercer artículo de la serie es analizar el marco sensorial que hay detrás de una clara visión de juego: PEPP.

Percepción espacial

• la zona próxima al futbolista; por ejemplo, la distancia al oponente o compañero más cercano, un hueco abierto a escasa distancia o la percepción de un movimiento para crear un espacio u obtener una ventaja jugando al espacio.

Percepción posicional

• las coordenadas y distancias en el terreno de juego; por ejemplo, la posición de un delantero respecto a la defensa rival, la de un defensor respecto a su línea defensiva, la de un portero respecto al ángulo de tiro al primer palo, etc.

Percepción periférica

•  la visión panorámica y la capacidad de detectar las opciones de jugar en largo u otras alternativas no tan obvias.

El primer vídeo de este artículo es del partido que enfrentó a Inglaterra y Países Bajos en la Copa Mundial Femenina Sub-20 de la FIFA™. Se trata de un magnífico ejemplo para explicar la PEPP y muchas otras cualidades técnicas y tácticas.

En el vídeo anterior se muestran muchas cualidades futbolísticas, pero vamos a centrarnos en el tema de este artículo —la PEPP—, que ayuda a: 

Gran percepción espacial 

• sentir la presencia cercana de la defensa rival, a la que desequilibra inteligentemente para crear un pequeño hueco y poder recibir el pase;
  
  
• percibir la proximidad de las dos futbolistas neerlandesas en el momento de recibir el balón y calcular la posibilidad de que acaben chocando entre ellas; e
  
  
• identificar un pequeño hueco que puede aprovechar (con la personalidad necesaria para recibir un balón rápido y difícil de controlar bajo presión) y utilizar su intuición y habilidad técnica para colarse entre ambas jugadoras, que se quedan paralizadas por la indecisión y mirándose entre sí, mientras ella se dirige hacia la portería.

Gran percepción posicional 

• ser consciente de que está arrastrando a la defensora fuera de su posición para crear un espacio que puede explotar con velocidad y decisión.

Gran percepción periférica 

• ver rápidamente desde lejos que la portera ha perdido la posición.

Nuestro segundo vídeo, que pertenece a un partido entre México y Brasil de la Copa Mundial Femenina Sub-20 de la FIFA™, es un extraordinario ejemplo de PEPP.

Sus acciones fueron respuestas instintivas ante una posibilidad, pero hay dos momentos muy marcados que muestran una PEPP muy desarrollada y convirtieron una mera posibilidad en una oportunidad real:

Gran percepción espacial

• A pesar del fragor del momento, de la emoción de la jugada y de ver abalanzarse a una defensora mexicana que entró a por todas, la percepción espacial de nuestra protagonista le permitió sortear la pierna extendida de su rival. Podía haber optado por despejar simplemente, pero no lo hizo, sino que mostró serenidad, aplomo y agilidad mental para picar la pelota por encima de la pierna de la jugadora que se deslizaba hacia ella.

Gran percepción posicional y periférica

• Una ligera mirada le bastó para reforzar su intuición con coordinadas posicionales y periféricas (visión de juego) que le ayudaron a dar precisión al pase filtrado que envió a la carrera de su compañera.

¿Qué conclusiones podemos extraer de lo que significa ver antes de recibir el balón y la PEPP? ¿Cómo podemos inculcar los fundamentos de la percepción en el desarrollo de los jóvenes?

• Gracias a su experiencia, los futbolistas de alto nivel desarrollan un sentido increíblemente instintivo para saber exactamente en qué lugar se encuentran en relación a otras zonas del campo y a otros jugadores, algo parecido a lo que hacen los tenistas cuando quitan la raqueta para no tocar una bola que se va fuera por dos centímetros. Además, complementan esa sensación (imagen mental) desarrollando extraordinarios reflejos para recoger información sobre el juego. Se pasan todos los minutos del partido con la cabeza levantada, analizando, girándose, observando, escuchando y dirigiéndose a sus compañeros, y procesan continuamente toda esa información para obtener la mejor imagen del juego posible. Los mejores futbolistas del mundo desarrollan estos hábitos hasta un punto en el que probablemente ni siquiera se dan cuenta de lo que hacen, ya que se convierten en algo instintivo.

• En el  desarrollo de los jugadores jóvenes, la clave es optimizar su potencial sentando las bases importantes desde el principio y sembrando las semillas para ayudarles a adquirir reflejos automáticos. En cuanto a los educadores encargados del desarrollo de esos jóvenes, es fundamental que comprendan la importancia de la PEPP y que siembren esas semillas en edades tempranas, especialmente en el momento en que las mentes de los jugadores se pueden moldear fácilmente para desarrollar buenos hábitos futbolísticos. La clave es identificar el momento oportuno.
  
  
• Cuando hablamos de fundamentos, el objetivo es simplemente desarrollar buenos hábitos futbolísticos, sentando las bases de un conjunto de habilidades de percepción a las que se pueden añadir otros recursos relacionados con la recepción del balón. Hay algunos conceptos clave que deben incluirse en el programa general de desarrollo del futbolista y que pueden facilitar y contribuir a la evolución natural de la PEPP a través de distintas experiencias adquiridas tanto en los entrenamientos como en los partidos.
  
  
• En el caso de los futbolistas jóvenes, no se trata de poner el énfasis en tácticas relacionadas con la PEPP, sino que más bien es cuestión de reforzar y repetir una secuencia para habituarse a mirar antes de recibir la pelota, con ejercicios técnicos sencillos que les enseñen a levantar la cabeza y mirar alrededor de su área espacial antes de recibir un pase. El objetivo principal es inculcar a los jugadores una secuencia correcta y coherente de mirar-moverse-recibir, de forma parecida a la secuencia espejo-señalizar-maniobra que realizamos cuando conducimos un coche. Estas sencillas acciones sirven de apoyo para afianzar sus habilidades técnicas y tácticas futuras, dado que los chicos o chicas con más talento técnico nunca alcanzarán su máximo potencial si no levantan la cabeza y miran a su alrededor.

• Ejecutar sencillos ejercicios de técnica de pase, en grupos pequeños, rotando cíclicamente y con frecuencia para que los jugadores estén en contacto regular con el balón (exposición técnica) e interiorizar una secuencia de acciones correcta y coherente.
  
  
• Ejecutar breves ejercicios de posesión en grupos pequeños y en espacios reducidos. De esta forma, los futbolistas tendrán mucho contacto con el balón y se verán obligados a mantener la cabeza alta para ver qué jugadores están libres y, por otra parte, la corta duración del ejercicio permitirá que mantengan la concentración y evitará sobrecargar a los grupos más jóvenes.
  
  
• Los ejercicios de pase deben incluir varios patrones de movimiento para recibir y distribuir el balón y trabajar el equilibrio técnico en la recepción y la distribución con ambos pies.
  
  
• Por ejemplo, un sencillo cambio de juego: recibir un pase en diagonal desde atrás por la izquierda y pasar a la derecha y hacia delante. Una secuencia correcta sencilla sería la siguiente: 1. Con la cabeza levantada, mirar en la dirección del pase que queremos dar (hacia la derecha). 2. Estar en posición para darse media vuelta (de izquierda a derecha) y recibir el balón. 3. Mover el balón al primer toque o dejarlo pasar. 4. Con la cabeza levantada, mirar y dar un pase adelantado en diagonal hacia la derecha con el pie derecho. Para equilibrar técnicamente esta acción, habría que realizar una secuencia de derecha a izquierda.

El anterior es solo un ejemplo de las muchas situaciones de recepción y pase que se pueden practicar con el fin de que los futbolistas jóvenes adquieran una base técnica sólida para hacer la secuencia de mirar y recibir. El objetivo es que la secuencia correcta se convierta en norma. Las claves para conseguir que la hagan de forma instintiva son la frecuencia y la repetición.