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#Programa de Desarrollo del Talento

Estructuras del desarrollo del talento

FIFA, 2-11-2022

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Steven Martens y Arsène Wenger desglosan las distintas fases de la estructura de desarrollo del talento y destacan la importancia de cada una de ellas para brindar una oportunidad justa a todos los talentos.

En consonancia con su Programa de Desarrollo del Talento, la FIFA ha llevado a cabo en todo el mundo un análisis del ecosistema global. Para muchos países, el desarrollo del talento resulta decisivo a la hora de alcanzar el éxito. Por este motivo, la FIFA aspira a dar una oportunidad a todos los talentos. Partiendo de esta premisa, Arsène Wenger, director de Desarrollo del Fútbol Mundial de la FIFA, y Steven Martens, director de la Subdivisión de Desarrollo Técnico de la FIFA, intercambian impresiones sobre las distintas fases del desarrollo del talento y la importancia de una educación integral. 

ENTREVISTA EN VÍDEO

Parte 1: Acceso al fútbol y desarrollo del talento
Parte 2: La función de las academias
Parte 3: La función de los entrenadores
Parte 4: La función del entrenamiento
Parte 5: La función del juego y las competiciones internacionales
Parte 6: Transición de la categoría juvenil a la absoluta
Parte 7: La importancia de una formación integral
Parte 8: Quién se beneficia y consideraciones finales

A continuación puedes leer la transcripción de la entrevista. 

ACCESO AL FÚTBOL Y DESARROLLO DE TALENTO

Steven Martens (SM): Arsène, vamos a hablar de las distintas fases del desarrollo del talento. La primera fase seguramente sea reconocer el talento en tu entorno. ¿Qué le parece esta fase? ¿Cuándo se empieza a trabajar en ella? ¿Qué buscamos en esta fase? 

Arsène Wenger (AW): Yo diría que, antes incluso de detectar el talento, hay un paso previo que consiste en proporcionar a los jóvenes la oportunidad de jugar. Esto te permite ver quién lo hace bien y quién no. Por lo tanto, el primer objetivo inmediato consiste en dar oportunidades a todos. Por otro lado, estamos intentando desarrollar programas de máximo nivel en cada país. Ese es nuestro objetivo fundamental. 

SM: Tras haber llevado a cabo el análisis del ecosistema global del fútbol, los datos nos dicen que, en aquellos países con mejores resultados, la detección del talento empieza en torno a los once años y medio para los chicos y entre los doce y trece años para las chicas. 

AW: Es la edad a la que se empieza a ver si el cuerpo responde a la mente, porque los pies tienen que hacer lo que te pide el cerebro. A los once o doce años, eso ya lo sabemos. Es cuando vemos si los jugadores están dotados técnicamente o no, es decir, si se muestran receptivos con el balón. Es importante tener una buena relación con la pelota, que sea tu amiga; saber bajarla al suelo, hacer que se sienta como en casa, y pasarlo bien juntos. 

SM: Llega un momento en el que empieza a ser evidente quién tiene ese extra de talento. Pero se trata de un proceso continuo; no todo se acaba a los doce años, ¿verdad? 

AW: No acaba nunca. El trabajo técnico, el control del balón, siempre se pueden mejorar. Es algo que mejora también mediante el número de veces que los jugadores tocan el balón en los entrenamientos. Uno de los mayores problemas de nuestro deporte es que disponemos de un tiempo limitado para entrenar, así que debemos utilizarlo de la manera más eficiente posible. Entre los doce y los dieciséis años de edad, el trabajo pasa de un planteamiento centrado en mí y el balón a otro que me engloba a mí, a mis compañeros y al balón, e introduce además el concepto del adversario. Es decir, empezamos a analizar los tiempos de cada movimiento, el tiempo que tardas en ofrecerte. Cuando entregas el balón, ¿puedes ofrecerte de nuevo? Este tipo de cosas muestran la progresión de un jugador y cómo entiende el juego. Como entrenadores, debemos equipar al futbolista con las herramientas necesarias para que se pueda enfrentar a cualquier jugada de un partido de la forma más eficiente. Nosotros tenemos que preparar a los jugadores para eso.

LA FUNCIÓN DE LAS ACADEMIAS

SM: Durante su época de entrenador, siempre mostró interés por las jóvenes promesas. Siempre ha sido partidario de formar a los jugadores en academias. En su opinión, ¿qué distingue a una buena academia?  

AW: Un programa de desarrollo de primerísima categoría. Eso implica tener una visión a largo plazo de lo que se puede llegar a hacer y de cómo desarrollar al jugador. También añadiría un buen equilibrio entre oportunidades de competir y tiempo dedicado a mejorar los entrenamientos. Durante la elaboración de nuestro informe, hemos visto que hay países con carencias tanto a la hora de competir como de entrenar. Pero siempre hay que tener en cuenta que el desarrollo de un jugador no es lineal. Puede acelerar en un momento dado y ralentizarse en otro. Por eso, como entrenadores, debemos tener una mentalidad abierta. La gente siempre te puede sorprender. No todos evolucionan al mismo ritmo, y no todos alcanzan su pico de rendimiento en el mismo momento. Por eso debemos encontrar aquello que nos permita ayudar al jugador. 

SM: Creo que en ese sentido vuelven a cobrar importancia las academias, porque el trabajo de los entrenadores sirve de inspiración. En un entorno como el que ofrecen las academias, los entrenadores se inspiran unos a otros en su trabajo en común y gracias a un plan de acción general de la academia, ¿no es así? 

AW: Exactamente. Y también se motivan mutuamente. Las academias deben crear un entorno que anime al jugador a desarrollarse, además de crear una cultura del rendimiento. Eso implica tener una visión clara de adónde quiero llegar y adónde puedo llegar. El entrenador desempeña una función muy importante en este aspecto, pero a él le toca infundir en el jugador esa visión, esa lucidez sobre hasta dónde puede llegar en el siguiente nivel. 

Las buenas estructuras también ayudan a formar personas 

AW: Tener buenos campos ayuda a formar buenos jugadores, pero añadiría que una buena estructura sirve para crear buenas personas. Cuando pongo en marcha una academia, tengo que preguntarme: «¿Cómo puedo educar a la persona, no solo al futbolista?». Creo que, dada la responsabilidad que tiene el fútbol para con la sociedad actual, es vital no solo la calidad del futbolista, sino también de la educación. Hay que saber inculcar valores importantes en los jóvenes, como la responsabilidad y el respeto. Debemos transmitirles el amor por este deporte, para que puedan jugar al fútbol más allá de sus propios egos. Tengo que ponerme al servicio del fútbol. Porque esto no va solo de mí; es absolutamente fundamental que ame y respete el deporte. Y esto es algo que se decide antes de cumplir los 17 años. 

LA FUNCIÓN DE LOS ENTRENADORES

SM: Teniendo eso en cuenta, yo apelo a los entrenadores. Está claro que las academias son importantes, pero sus entrenadores resultan fundamentales. ¿Cómo definiría un buen entrenador? 

AW: Un buen entrenador es aquel que tiene una idea clara de lo que quiere y de lo que le apasiona del fútbol, y es capaz de transmitirlo de forma que todos lo entiendan y de plasmarlo sobre el terreno de juego. También es una persona a quien le apasiona ayudar a los demás. Esto va más allá de salir al campo y dirigir un entrenamiento. Un buen entrenador intenta entender al jugador que tiene delante y buscar la manera de ayudarle a mejorar. Cada futbolista tiene sus propios problemas y nosotros, la capacidad de ayudarle a solucionarlos. Por eso resulta tan interesante esta faceta del entrenador, porque podemos influir en la vida de otras personas. 

Los entrenadores tienen la posibilidad de influir en la vida de las personas 

SM: Un entrenador puede cambiar la vida de una persona, no solo su forma de jugar. En este sentido, a menudo se dice que los mejores entrenadores trabajan en los mejores clubes con los mejores futbolistas, pero quizá sería necesario contar con entrenadores extraordinarios en otras fases de desarrollo. 

AW: Hay distintas formas de ser entrenador. Cuando hablamos de los mejores clubes y los mejores equipos, nos referimos a entrenadores que saben sacar lo mejor de un grupo de personas que ya están formadas. No es la misma labor ni se persigue el mismo objetivo. A veces leo entrevistas en las que se le pregunta a un jugador quién ha sido la persona que más le ha marcado, y siempre esperamos que responda con el nombre de algún entrenador del Manchester o del Real Madrid. Sin embargo, contesta: «Un míster que tuve con 15 o 16 años, que me convirtió en lo que soy ahora y me dio algo muy valioso». Esto demuestra la importancia que tienen los entrenadores en esa fase de desarrollo. 

LA FUNCIÓN DEL ENTRENAMIENTO

SM: Hablemos ahora del entrenamiento. En nuestro estudio, hemos observado que los niños tienen la oportunidad de participar en bastantes más sesiones de entrenamiento que las niñas a lo largo del periodo de desarrollo que abarca desde los seis hasta los 23 años. También vemos diferencias en el nivel de juego de una federación a otra. Pero la brecha entre chicos y chicas resulta especialmente grande. Estamos hablando no solo de la cantidad, sino de la calidad del entrenamiento. ¿Qué puede decirnos al respecto?  

AW: Lo ideal sería integrar ambas. Es cierto que las niñas parecen ir a la zaga en ese aspecto y es algo que debemos mejorar. Personalmente, creo que ocurrirá por sí solo, porque las chicas siempre han tenido el obstáculo añadido de que empiezan más tarde a competir en la máxima categoría.  

SM: Por lo tanto, menos chicas se han sentido atraídas por el fútbol, aunque ahora son cada vez más. 

Es de suma importancia corregir la diferencia en las oportunidades de entrenamiento entre chicos y chicas 

AW: Exacto. Estamos asistiendo al auge del fútbol femenino, y es maravilloso. Cada Mundial femenino da un paso de gigante y, con el tiempo, el fútbol femenino se recuperará hasta ponerse al mismo nivel. Pero sigue siendo una realidad que tanto la calidad de las competiciones y los entrenamientos, como la cantidad de sesiones de trabajo, no se equiparan a las del fútbol masculino, y resulta importantísimo corregir esta desigualdad. Como suelo decir, puedes entrenar para entrenar, entrenar para competir o entrenar para ganar o mejorar. Esto significa que, en los entrenamientos, necesitas que los jóvenes sepan qué aspectos están trabajando y cómo mejorarán si siguen practicándolos. El entrenador tiene la responsabilidad de transmitirles una idea clara de lo que persigue en el entrenamiento. Y solo hay una forma de conseguirlo: formando a los entrenadores. 

LA FUNCIÓN DEL JUEGO Y LAS COMPETICIONES INTERNACIONALES

SM: Hablemos ahora de los partidos. En Europa se dan más oportunidades de jugar y disputar minutos que en otras confederaciones. Pero vemos por ejemplo que, en los 20 primeros países de la clasificación mundial, un niño de 14 años disputa 44 partidos por temporada, amistosos incluidos. ¿Qué le parece eso? 

AW: Debo decir que me sorprendió que un joven de 14 años juegue tantos partidos. Porque si juega durante 40 semanas y disputa 44 encuentros, no tiene mucho tiempo para entrenar, dado que debe ir al colegio entre semana y competir el sábado y el domingo. Quizá sería mejor que disputara 25 encuentros y entrenara más, porque es muy importante que ese jugador no suba de categoría de forma prematura. Yo siempre daba oportunidades a los jóvenes, pero me encontré con muchos futbolistas de 18 años que tenían lagunas importantes: que no usaban la zurda, que no sabían rematar de cabeza... porque no tuvieron tiempo para trabajar estos aspectos de su juego. Llegada esa edad, es un poco tarde para trabajar esas facetas, porque a partir de los 18 ya estás compitiendo en el primer nivel y dispones incluso de menos tiempo que antes. No hay tiempo para trabajar en lo más básico. 

SM: Hablemos un poco más de las selecciones. Tenemos un Mundial sub-17, selecciones sub-17, y también combinados nacionales sub-20. ¿Qué importancia tiene cada una de estas categorías y qué diferencias pueda haber en el desarrollo de los jugadores sub-17 o sub-20? 

AW: El mes de nacimiento y la cantidad de competiciones en las que participa afectan enormemente a un jugador. En Europa se disputan competiciones cada año, de manera que todos los jugadores tienen la oportunidad de jugar. Por eso quizá deberíamos aumentar la frecuencia de los Mundiales sub-17, para dar a todo el mundo la oportunidad de participar y acumular experiencia.  

SM: Entonces, propone organizar un Mundial posiblemente cada año, para que, en cada confederación, las selecciones jueguen clasificatorios y haya convocatorias anualmente. En nuestra investigación descubrimos que, si un niño cumple los 16 el año de un Mundial sub-17, tiene cinco veces menos probabilidades de ser seleccionado que un jugador de 17 años. Entonces, ¿también son importantes las selecciones para los entrenadores?  

AW: Claro, porque te permiten comparar. El nuestro es un mundo competitivo. No olvidemos que, a la hora de competir, uno solo sobrevive si es mejor que los demás. Se trata de comprobar en todo momento el propio nivel competitivo. Una de las grandes ventajas del deporte es que te permite ver el resultado de la calidad de tu trabajo. Eso te lo da la competición.

TRANSICIÓN DE LA CATEGORÍA JUVENIL A LA ABSOLUTA

SM: Entonces, los jugadores van recibiendo convocatorias y llegan a las diferentes selecciones. En algún momento, entre los 18 a 23 años, alcanzan esa edad en la que se encuentran en lo que yo denominaría una zona de paso, en esa fase de transición de las categorías juveniles a la absoluta. En esa etapa, la cosa se complica y muchos se pierden por el camino. ¿Qué piensa de esa fase? 

AW: Se trata de lo que denominamos la última etapa de la estructura de desarrollo, a la que se llega gracias a la competición. También es la última barrera mental, y ahí es donde vemos la parte final, en mi opinión, de la formación de un jugador. En ella se aúnan la motivación, la perseverancia y la capacidad de sobrevivir a las decepciones y analizar el propio juego. Durante esta etapa, los jugadores se convierten, poco a poco, en adultos. ¿Analizan bien lo que me está pasando? ¿Son capaces de soportar las decepciones? ¿Son capaces de recuperarse de una decepción? Además, propondría que en todo momento nos cuestionemos nuestra labor colectiva como comunidad futbolística. En la actualidad, no estamos ayudando lo suficiente a los jugadores en esta etapa. 

Se trata de una mezcla de motivación, resistencia y capacidad para superar las decepciones y analizar el propio juego 

SM: Quizá todos nosotros, educadores, entrenadores, academias y federaciones, podamos hacer algo para asegurar que los jugadores cuenten con una buena orientación. ¿Qué piensa al respecto? 

AW: Para mí, eso se consigue aportando una dificultad progresiva de una competición a otra. Eso implica que puedan disputar una competición que se ajuste a sus capacidades y les dé la oportunidad de mejorar. A los 17 años, un jugador ya tiene el bagaje suficiente para ser futbolista, y entonces le toca a él. Pero, para llegar más lejos, necesita poder jugar. 

SM: Si eres un jugador joven en una de las diez ligas nacionales más potentes, tienes muchas menos posibilidades de disputar minutos que si juegas en una liga o división menor. 

AW: Exactamente. Por eso quizá los clubes que forman futbolistas hoy en día, que en unos años serán los mismos que formen jugadoras, necesitan planificar una dificultad progresiva en la competición. ¿Eso supone jugar un año en una división menor? ¿Jugar en una liga de primera categoría de otro país y regresar uno o dos años más tarde tras haber alcanzado un nivel más cercano a la élite? Hasta ahora, se venía haciendo sobre todo a través del entrenamiento y de la competición, pero actualmente casi todo se cifra en esta última,  

SM: porque se trata de la fase en la que la competición acaba por definirte. 

LA IMPORTANCIA DE UNA FORMACIÓN INTEGRAL

SM: Hay tantísima competencia que muchos jugadores no llegan a cuajar. Esto nos lleva a pensar en la importancia de una formación sólida que prepare a las personas para la vida. Volvamos a tocar este tema ahora que hablamos de esa etapa en la que algunos jugadores no llegan a alcanzar el siguiente nivel de su carrera futbolística. 

AW: Sí. Estoy convencido de que esa es una de las responsabilidades del fútbol moderno. Tenemos que ayudar a cimentar su carácter, pero también debemos ofrecerles una educación. Si ahora tengo diez años, me jubilaré en 2075. ¿Sabría decir qué clase de trabajo haré en el año 2050 o 2060? Nadie lo sabe. Pero podemos preparar a las personas para que sean capaces de adaptarse, y por eso pienso que el fútbol tiene tantísima responsabilidad hoy en día. Creo que muchos sindicatos de futbolistas se han dado cuenta de que es absolutamente necesario invertir tiempo y dinero en la educación de los posibles jugadores, para que sepan reaccionar ante las situaciones a las que se enfrentarán si no alcanzan la cima. 

SM: Sí. Y también hay que ocuparse de su bienestar, porque no deberíamos subestimar la presión a la que se ven sometidos los deportistas de élite, tanto si llegan a la cima como si no. 

AW: Si nos fijamos en la cantidad de jugadores entre 16 y 20 años que padecen estrés, nos encontramos con un terrorífico 50 %. Se debe a la presión. Han invertido todo su tiempo y energía en convertirse en futbolistas sin saber siquiera si llegarán a conseguirlo. Los entrenadores poco a poco van siendo conscientes de la necesidad de brindar un apoyo a nivel mental, lo que implica la labor de psicólogos tanto en los clubes como en las academias. Pero claro, como bien sabe, este tipo de ayuda es más habitual en Europa. 

SM: Nuestro análisis demuestra que algunas academias la están aplicando, pero también hay muchas academias, selecciones y federaciones que no lo hacen aún. Por consiguiente, se trata de otro objetivo en el que debemos centrarnos. 

AW: Sí, yo creo que es una parte importante del proceso. 

QUIÉN SE BENEFICIA Y CONSIDERACIONES FINALES

SM: De acuerdo. Estamos haciendo este trabajo para ayudar a las federaciones y a los clubes. Queremos que más jugadores tengan su oportunidad.  Sin embargo, al final de este largo recorrido tanto para nosotros como para la comunidad del fútbol mundial, ¿a quién beneficiará el programa? 

AW: Básicamente a todos. En concreto, si hablamos de la felicidad del mundo, podemos poner nuestro granito de arena para hacer más felices a las personas, para que tengan una vida en la que puedan disfrutar de este deporte, y para que los mejores lleguen a forjarse una carrera en la élite Todos y cada uno de nosotros podemos influir en el mundo. Añadiría que, posiblemente, esto es lo más emocionante y motivador de todo. Fui futbolista profesional, pero también jugué en mi pueblo. Era feliz cuando vivía en mi pueblo y jugaba al fútbol, porque pasaba el tiempo con mis amigos y compartíamos mucho juntos. Además, no olvidemos que el fútbol ha cobrado tal relevancia que todos los participantes tienen una gran responsabilidad incluso desde el punto de vista político. Todas ellas pueden influir en el mundo. 

SM: ¿Tiene algún apunte final o sugerencia basada en lo que hemos hecho hasta ahora y lo que pretendemos hacer en el futuro? 

AW: Solo me gustaría decir que estamos aquí para ayudarles. Nos apasiona el fútbol, igual que a todos. Por eso, construyamos algo juntos, hagamos historia. También diría que, como apuntaba al principio, Steven, queremos brindar a las personas de todo el mundo la oportunidad de disfrutar de este deporte a su propio nivel. Es una experiencia inolvidable y queremos ayudar a todos a conseguirlo. 

SM: Magnífico, Arsène, muchísimas gracias por concederme esta entrevista. 

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